La historiadora chillaneja, Alicia Romero, ha iniciado una campaña con una frase tan acertada como
sus libros sobre las Termas de Chillán y la colonia italiana en Chillán: “El patrimonio no se cuida solo”.
Y lo ha dicho en medio de un esfuerzo por preservar el rico patrimonio de Chillán, arquitectónico,
cultural e histórico, hoy amenazado por normas que no “norman” ni regulan la gestión de la ciudad
desde precisamente una perspectiva de protección del patrimonio.
No basta con declarar inmuebles de conservación histórica, se regulan los entornos y se establecen
en ellos normas urbanísticas que no degraden los inmuebles de interés patrimonial, sino por el
contrario contribuya, la norma urbanística a su puesta en valor. El mejor ejemplo está en la esquina
de nuestra, donde se construyen dos mega torres, en desmedro del edificio de la Catedral, entre
otros. El edificio de mayor altura, no el más grande, sí el de mayor volumen en pleno barrio cívico, en donde
el simbolismo es relevante, no será uno institucional sino uno de uso privado y comercial.
Esta contradicción urbana es la muestra de como la falta de regulación puede terminar por destruir el
patrimonio de Chillán. Por ello, cuánta razón tiene Alicia Romero cuando afirma que el patrimonio no
se cuida solo. Necesita de instrumentos y normativas urbanísticas que lo protejan. La Zona Típica es
una de ellas, pero no es la única. En efecto la OGUC (Ordenanza General de Urbanismo y
Construcción) contiene disposiciones que a través de los planos reguladores le permiten a las
municipalidades proteger y gestionar las zonas de valor patrimonial con los mismos criterios de una
declaratoria de Zona Típica, sin tener que compartir con el Consejo de Monumentos Nacionales el
otorgamiento de permisos de edificación, que es uno de los argumentos que se suelen usar para
cuestionar a las zonas típicas.
Ahora, en caso la modificación de un total o parcial depende de la autoridad política municipal y en
ese caso no hay voluntad política, bienvenidas son las organizaciones de la sociedad civil para
ejercer una legítima presión.
El patrimonio no se cuida ni se gestiona solo. La normativa lo protege y la autoridad y la
sociedad civil de común acuerdo debieran gestionarla. En Chillán vivimos el peor escenario; una
normativa permisiva, que facilita la acción de grupos de interés para que incidan de manera decisiva
en el diseño de la ciudad, disociados de una sociedad civil cada vez más numerosa que aspira a
conservar aquellos valores patrimoniales que hacen de Chillán una ciudad amable, respetuosa de la
escala humana y con entorno natural privilegiado.
A quien le corresponde arbitrar estás tensiones y buscar los puntos de consenso, en el caso de la
ciudad, es a la autoridad municipal, salvo que ésta se sienta más cercana a alguna de las opciones.
A la frase notable de Alicia Romero, “el patrimonio no se cuida solo”, podemos agregar dos máximas
más: el patrimonio no se gestiona solo y tampoco se destruye solo.
Claudio Martínez Cerda, Arquitecto y Presidente de Ñuble Transversal
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Excelente