Según testimonios del año 1939, los conjuntos habitacionales desarrollados por la Sociedad de
Reconstrucción y Auxilio en Chillán, tenían acceso a una escuela para 300 alumnos. Era
imprescindible recuperar la normalidad a la brevedad, poner en marcha la vida social y reactivar la
actividad cultural y educativa. La propuesta surge de la Sociedad Santa Cecilia y la Sociedad de
Bellas Artes Tanagra directamente al Presidente Pedro Aguirre Cerda, una Escuela Artística tan
importante como la Escuela Industrial que se ubicaría en los Pabellones Sánchez gracias al aporte
de los trabajadores ferroviarios.
La carta de don Angelino Gebauer de Tanagra dirigida al Ministerio de Educación logró la
autorización para crear por decreto, la Escuela de Arte Popular Aplicada.
El diario La Discusión del 19 de abril, de ese año, reconoce que en la zona existe una artesanía de baja calidad, carente de una
técnica, la que requeriría aportar con herramientas sofisticadas y materiales modernos dice el
historiador Marcial Pedreros Leal. Para el 1942 la nueva escuela era una realidad.
Un proyecto apoyado por el Frente Popular que impartía talleres libres de Artes del Fuego; Alfarería y Cerámica; Artes Textiles: tejidos a telar, palillos y cestería; Juguetería y Dibujo y Composición.
Así, los artesanos, artistas y los obreros podrían perfeccionar y dominar las técnicas constructivas que
estaban transformando el mundo. El mandato presidencial ordenaba capacitar en la zona de Chillán y
en los pueblos vecinos, colocando el desarrollo del espíritu y la creación artística en el centro de la
política de gobierno de la época. El Decreto Nº 4.128 convirtió la escuela mixta N° 51 en la Escuela
de Arte Popular, antecesora de la prestigiosa Escuela de Cultura Artística Claudio Arrau León de
Chillán, que conocemos hoy.
Las clases comienzan en los pabellones de emergencia en Avenida Buenos Aires con Libertad. Un
grupo de artistas, a cargo del profesor y poeta, don Fortunato Santibáñez Royel, la bibliotecaria y
profesora de tejidos, doña Dulcelina Vásquez, la profesora de música doña Hilda Montealegre y el
profesor de juguetería y artes manuales, don Carlos Gacitúa, tenían la misión de aplcar la idea de un
currículum integral influenciado por las ideas modernistas de la industrialización europea y en
particular de la Escuela Bauhaus. Así, los artesanos, músicos y artistas de Chillán podrían enfrentar
la cesantía y formarse para el trabajo, propio de las ideas de progreso y desarrollo que Europa
promovía en el cine, la música y la literatura. Muestra de lo anterior, se observa en la arquitectura del
sur de Chile, la que tuvo gran impulso a partir del terremoto de 1939.
Las obras públicas impulsadas por los gobiernos radicales para la reconstrucción de Parral, Chillán y Concepción, nuevas
Estaciones de FFCC, edificios públicos, bomberos, escuelas y liceos, y conjuntos habitacionales
tenían como norte asumir los cambios culturales generado por la posguerra. La Escuela Artística ocupó una casa ubicada en calle Rozas con Libertad, para después llegar al inmueble de calle Arauco N° 356, originalmente destinado a una escuela de emergencia construida
por el Estado de Chile el año 1939. La casona presenta hoy múltiples limitaciones físicas y
funcionales, que limitan las actividades de las academias de artes visuales, escénicas y musicales.
Los 78 años de historia y el prestigio institucional por sus aportes a la vida cultural y el desarrollo
artístico de Ñuble, han comprometido el apoyo de las Autoridades y de la comunidad para financiar
una nueva infraestructura, donde las Orquestas Sinfónicas Infantil y Juvenil, la Arrau Big Band, los
conciertos, exposiciones y eventos, alcancen el nivel artístico y técnico que merecen. El proyecto de
inversión pública vía FNDR, restaurará la Casona Patrimonial y permitirá construir un edificio de
moderna arquitectura, donde los 800 alumnos tengan su nuevo Centro de Artes.