La historia a través de seis siglos que ostenta Chillán, nos permite reflexionar sobre su curso histórico, las extremas situaciones que debió enfrentar como ciudad, con cuatro fundaciones, consecuencia de violentas destrucciones, tres terremotos devastadores, una rebelión indígena, las batallas por la Independencia y muchas otras dificultades menores.
En ese contexto, Chillán, cumple el 26 de junio, 438 años de historia. Es ella una ciudad que encierra un gran número de acontecimientos, que se acumularon a través de seis siglos, desde el XVI hasta el XXI en curso y pasando por todos los períodos de la historia nacional: Conquista, Colonia, Independencia y República. Paralela a la Época Moderna y Contemporánea de Occidente.
En este transcurrir de 438 años, Chillán ha evolucionado en su leitmotiv de vida como ciudad: primero fue bastión y puente en el desierto territorio existente entre las ciudades de Santiago (1541) y Concepción (1550), fundada como un fuerte, denominado de San Bartolomé, en 1580, por el mariscal español, Martín Ruiz de Gamboa. La naciente Chillán tuvo que resistir un constante rechazo de la población originaria del territorio, que pugnaba por expulsarlos. En plena Conquista Chillán, también fue bastimento para sostener y proveer durante la guerra a los ejércitos españoles del sur.
Durante la Colonia, tras muchos avatares y destrucciones, se convirtió en bastión con fuerte raigambre española, de incondicionales al rey. Destruida por tres terremotos: en 1751, en 1835 y en 1939. Sitiada en 1813 en el período tras la conquista de la Independencia. Sus libertadores entraban y salían por sus viejas calles.
En el siglo XIX, en 1848, se convirtió en capital de la Provincia de Ñuble y comenzó una pujante urbanización. En plena República proveyó de campesinos-soldados para la Guerra del Pacífico.
A inicios del siglo XX la vimos crecer y desempolvar sus calles y arquitectura para afrancesarse y copiar las costumbres europeas, colocándose a la par rápidamente del progreso nacional. Luego del terremoto de 1939, devastada, los habitantes sobrevivientes, la reconstruyeron con la fuerza de un titán hasta obtener lo que tenemos hoy, después de ochenta años. En el siglo XXI, observamos que los habitantes, descendientes en su mayoría de la población española llegada a la ciudad, desde el siglo XVII en adelante, con bajo mestizaje, es una raza porfiada, perseverante, laboriosa, valiente y resiliente capaz de recomenzar muchas veces, con la fuerza del orgullo y la convicción de no ser vencidos por las adversidades.
Observamos además, que como respuesta ante los embates de la naturaleza, sus habitantes han cultivado las artes en todas sus expresiones, para solaz del espíritu, advirtiendo tempranamente al parecer, que lo material es efímero en sus vidas. Así, Chillán, ha devenido en una ciudad histórica, con fisonomía moderna, con lindes agrícolas y con un sello cultural sobresaliente.
Hoy, comenzamos a avizorarla como una capital regional. Aquí estamos siendo partícipes en el 2018, de este proceso y nos preguntamos qué queremos hacer de Chillán, cuál es la ciudad que queremos construir en el siglo XXI, no sólo en lo material, que ya aprendimos poco importa, tras cuatro terremotos, sino en lo sustancial, y a esa tarea estamos todos convocados a colocarnos de acuerdo en ciertos temas esenciales.
Crónica Chillán, 26 de junio de 2018, pág 8.