La elaboración del plano y trazado actual de la ciudad de Chillán fue responsabilidad del geógrafo y oficial de inspección del ejército napoléonico, Charles-Francois- Ambroise Lozier, quien nació en la localidad de Saint Philibert des Champ en 1784.
Sirvió en el ejército francés como geógrafo durante la invasión napoleónica en España. Tras la derrota de Waterloo(1815), busca el exilio en Estados Unidos. Allí, mientras permanecía en el puerto de Baltimore conoció a José Miguel Carrera quien buscaba apoyo logístico y de veteranos de guerra para intervenir en algún punto de la costa chilena para atacar a los relistas. Lozier, sintiendo un interés por ser útil en aquella empresa de carácter militar acudió a embarcarse junto a otros oficiales estadounidenses y compatriotas en la expedición del buque Clifton, arribando a Buenos Aires el 9 de febrero de 1817. La empresa de Carrera fue frustrada en la capital argentina. El oficial galo, poco más tarde cruza la Cordillera de los Andes y se instala en Santiago.
En 1823, el gobierno de Ramón Freire, le encomendó junto a José Alberto Backler D'Albe, el levantamiento de una carta cartográfica de Chile. Habiendo distribuido los trabajos, Lozier se encargó de la geodesia y de la redacción de los cuadernos topográficos y de investigaciones sobre el surgimiento de industrias.
En 1826 fue nombrado rector del Instituto Nacional, donde se le encargó modernizar la enseñanza de ese establecimiento emblemático, tarea realizada al implementar un moderno plan de estudio con asignaturas de carácter científico bajo cánones liberales en boga en Europa, pero no fue aplicado dada la resistencia al cambio de los padres de los estudiantes, por lo cual debió renunciar.
En noviembre de 1835, la municipalidad de Chillán, recién creada, solicitó al intendente de Concepción, José Antonio Alemparte, la contratación del ingeniero Carlos Lozier para “mensurar el suelo y rayar la ciudad”. El profesional francés arribó a esta ciudad el 4 de diciembre de aquel año.
Su tarea fue efectuada en poco tiempo. Concluyó su trabajo el 15 de enero por cuya labor recibió 200 pesos mensual más 109 pesos y 3 reales por “gastos de comisión y trabajo”.
El trazado de 200 cuadras estableció 22 calles con un ancho de 20 varas y 144 manzanas en un plano tipo damero de Noreste a Suroeste delimitado por la Cañadas norte, sur, este y oeste de acuerdo al norte magnético .
De la labor efectuada por el agrimensor francés se levantó un acta pormenorizada que deja constancia de varias mensuras nuevas anexas que tuvo que efectuar, por ejemplo en el terreno denominado El Tejar, perteneciente a doña Isidora Olate, pero como se estableció que este predio estaba incluído dentro de las doscientas cuadras compradas a don Domingo Amunátegui, fueron considerados otros terrenos aledaños. El acta fue rubricada por José María Castillo, Vicente Contreras, Manuel J. Jiménez y Lucas Quintana. Y «por mí y ante mí. Ambrosio Lozier». En la década de 1830, se radica en la Araucanía y se desconoce su futuro.
Claudio Martinez Cerda, Arquitecto y Presidente de Ñuble Transversal