Desde tiempos inmemoriales, los pueblos se han asentado a orillas de los ríos por razones obvias y más tarde, grandes civilizaciones tuvieron su esplendor en sus riberas. En Chile, la mayoría de las ciudades están relacionadas con un curso fluvial y Chillán no es la excepción. pues el plano trazado por Carlos Lozier fue delimitado por el estero Las Toscas que cruza la ciudad y la Cañada Sur (actual Avenida Collín).
Su fuente se encuentra en las proximidades del sector de Rinconada de Cato, al noreste de la ciudad como un derivado de un canal del río Cato y escurre transversalmente hasta la avenida Argentina, desde donde cruza ocho manzanas en el cuadrante sureste urbano. Prosigue su curso bordeando el costado sur de la ciudad paralelo a la avenida Collín en dirección al oeste hasta encontrarse con el histórico estero Maipón , al oeste de las Lomas del mismo nombre, el cual, a su vez deposita su elemento en el río Chillán al oeste del puente Santa Elisa y éste serpentea hasta el río Ñuble.
En el curso medio, su lecho con un caudal irregular durante el año, presenta un profundo encajonamiento, en especial entre la calle Independencia y el sector de La Castilla. Como depende del nivel pluviométrico y del caudal del río Cato, su torrente se incrementa notoriamente en invierno.
Su historia junto a esta ciudad, se remonta a los primeros años de vida de ésta, al año 1836, cuando recibía las aguas del Estero Talquipén que procedía del oriente de avenida Argentina prosiguiendo hacia el sur hasta la actual calle Cocharcas y continuando hacia el poniente. El año 1837 fue comunicado con el estero Las Toscas.
Este curso fluvial, a mediados del siglo XIX recibía el nombre de Maipón (arar la tierra) el cual, como consecuencia de los trabajos de rellenos con tosca en varios sectores del centro –oriente de la ciudad, el remanente fue instalado en ambas riberas para evitar su desbordamiento y a partir de entonces, a raíz de aquella característica, la población comenzó a denominarlo como “estero donde hay toscas” y de allí a Estero Las Toscas.
Lamentablemente, durante muchos años, a partir de la segunda mitad del siglo XIX gran parte de su trecho cual Cloaca Máxima de la antigua Roma, comenzó a ser receptor de los desechos de la población y desechos líquidos de las industrias especialmente las curtidurías existentes en la Cañada Sur, actual Avenida Collín.
Los días 27 y 28 de junio de 1850 fueron muy lluviosos en todo el centro del país, fenómeno causante de un aluvión que acrecentó el caudal de los esteros de Chillán inundando la ciudad provocando graves daños a su población. Esta situación desastrosa motivó a las autoridades municipales a canalizar el estero Las Toscas (Archivo Municipal 14, sept 1850). Hacia fines del siglo XIX, lo cruzaban varios puentes de madera en las calles O'Higgins, 18 de Septiembre, Arauco, Yerbas Buenas y Avenida Oriente (actual Argentina) hasta que en enero de 1897, gracias a la gestión del alcalde Fanor Paredes, fue inaugurado el primer puente de cal y ladrillos con base de piedra en calle 5 de Abril y años más tarde, durante la administración del alcalde Iván Ulricksen, fueron construidos en 1932 los puentes de concreto que aún existen.
A comienzos de la década de 1970, era tradición entre los estudiantes de la Universidad de Chile local, durante las semanas mechonas, hacer competencias de regatas con balsas de neumáticos y otros materiales en esas sucias aguas.
El tramo entre las calles 18 de septiembre y Avenida Brasil, presentó durante mucho tiempo, un aspecto muy descuidado, con mucha zarzamora, algún sauce solitario y una variedad de malezas, siendo poblado por roedores lo que exteriorizaba un aspecto muy poco estético por su suciedad en el entorno dando una pésima presentación a quienes circularan por sus proximidades.
El diario La Discusión del 3 de febrero del año 2002 publicó ”Crecidas en invierno, plásticos, chatarras lanzadas al agua, desalojo de aguas servidas, asentamientos ilegales y transmisión de enfermedades infecciosas, son parte de un recuento rápido de lo desagradable que se ha convertido este lugar”
Esta situación motivó a las autoridades a contratar un equipo multidisciplinario destinado a elaborar un proyecto de mejoramiento de aquel espacio, el cual se atuvo a solucionar dos problemas: evitar los efectos de sus crecidas invernales y remover material para proporcionar un espacio público, modificando sus orillas en un sitio de recreación.
El año 2002 se iniciaron los trabajos que transformaron su fisonomía avalado por un proyecto de mejoramiento urbano en un parque emplazado entre las calles de septiembre y Avenida O'Higgins adhiriendo una cubierta en ambas riberas de bloques de material pétreo (granito) semejando un cono visto de perfil y en dos niveles fueron dispuestas terrazas con paseo peatonal además de dos puentes peatonales y fueron plantadas diversas especies arbóreas que embellecen el entorno especialmente en verano y otoño.
Esta fue sin duda, una excelente iniciativa para cambiarle la faz al viejo estero y otorgarle otra área verde de esparcimiento a esta ciudad que se aletarga en el verano. Sin embargo, continúa el problema de contaminación aguas arriba y de evacuación de aguas servidas. Mientras no se solucione aquello, el parque reseñad tendrá un pésimo panorama, aunque esté bien estructurado.