Las canciones dicen mucho más que lo que se puede transcribir y entender de ellas. No hay duda de que, detrás de las notas musicales utilizadas para crear una canción, hay intenciones que desnudan el alma de quien se atreve a componer una sucesión de acordes y yendo más allá, quien se atreve a fusionar una paleta de sonidos con el principio de la creación humana que es el verbo, es capaz de comprender un estado místico de alquimia. El cancionero, entonces, es la fotografía de esa manifestación: retrato de un mensaje sometido a un vaivén melódico, que va como avanzando en cuerda floja a través de una dirección armónica. Intentamos entregar este compendio, de pequeñas intenciones desde el alma, con la mayor precisión técnica posible, para que sea la receta a futuras generaciones sobre el estado de la canción en este pequeño polo gravitacional llamado Chillán.